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Diferentes, pero necesarios
Diferentes, pero necesarios.
"12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?20 Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba,25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. (1 Corintios 12:12-27)
…todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
Esta verdad normalmente se aplica a la Iglesia Local, animamos a todos los miembros de nuestras congregaciones a trabajar en unidad para que todo el cuerpo de la iglesia funcione; esa es una aplicación correcta. Sin embargo, pocas veces aplicamos esta verdad de manera más amplia, como el cuerpo de Cristo que abarca más allá de nuestra propia Iglesia Local, que comprende a otras congregaciones locales en otros pueblos o ciudades, incluso en otros países (no se asuste, no estoy hablando de ecumenismo, hablo como el pastor Bautista que orgullosamente soy).
Una de las cosas que caracteriza nuestra independencia como Bautistas es el hecho de que podemos trabajar cada uno en nuestra propia área y con nuestras propias fuerzas; esto es muy correcto también y por nuestro bien y el de nuestra iglesia debemos estar trabajando arduamente. Pero si consideramos que nuestra responsabilidad en la Gran Comisión no se limita a nuestra propia área ni a nuestras propias fuerzas, entonces caemos a la conclusión de que todos necesitamos ayuda y todos podemos y debemos ayudar también.
Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
Por ejemplo, nuestra iglesia de Tacoma no puede alcanzar las almas de Bridgeport, o las de Wapato, o Sunnyside, o Wenatchee, o Hermiston, o Medford, o Visalia, o Pasco, o Mount Vernon, o Moses Lake, Royal City, o Santa Cruz de las Flores, o Jalisco, o El Salvador, Venezuela, Perú, ect. Pero qué bueno que haya una iglesia en cada lugar que sí lo está haciendo. Como parte del cuerpo de Cristo, es mi deber orar por el bienestar de cada una de las congregaciones y de su pastor "… sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros" (vr 25).
…y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Cuando vemos que otra iglesia y su pastor están haciendo su trabajo y están cumpliendo su parte en la Gran Comisión, eso significa que nosotros, como parte del cuerpo de Cristo, también estamos siendo beneficiados, porque ellos están alcanzando las almas que nosotros no estamos alcanzando, pero que también debemos alcanzar. En otras palabras, nos están ayudando. Una iglesia y un pastor bendecidos y teniendo éxito son como esa parte del cuerpo que está funcionando bien para el beneficio de todo el cuerpo.
para que no haya desavenencia en el cuerpo…
Gozo, eso es lo que debemos sentir por el éxito de los demás, y entender que ese gozo debe ser natural "…y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan." (vr 26b). Como también debe ser natural el sentir tristeza y pesar cuando alguna iglesia o pastor están pasando por dificultades y debemos ser solidarios por lo menos en oración y ayudar hasta donde nuestras posibilidades nos lo permitan "De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él… (Vr 26ª)
El enemigo fácilmente nos puede distraer y hacernos pensar de manera egoísta e incluso hasta malvada. Muchas veces podemos ser movidos a sentir celos, envidia, e incluso a criticar el trabajo y los resultados de otros. Si no tenemos cuidado, perdemos por completo la perspectiva de lo que ser parte del cuerpo significa, y pronto estamos pensando como si fuéramos un miembro completamente autónomo del cuerpo "Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? (Vr 19) Además caemos en razonamientos sin sentido que hacen más mal que bien a la armonía y el buen funcionamiento de todo el cuerpo "Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros." (Vr. 21) El impacto negativo de tomar estas actitudes o dejarse engañar por el enemigo lo sufren las almas y la victoria se la lleva el mismo diablo.
Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
Un aspecto vital para el buen funcionamiento del cuerpo es entender que todos somos diferentes, y a la misma vez, todos somos necesarios. Cada uno fuimos llamado a cumplir una función diferente dentro del cuerpo. No estamos hablando de creer diferentes doctrinas o tener convicciones antibíblicas, sino más bien, de que, dentro del marco bíblico y doctrinal correcto todos debemos cumplir con el propósito para el cual fuimos llamados. Ninguno está obligado a hacer la parte que a otro le corresponde, ni ninguno puede ser justificado diciendo que está haciendo lo mismo que otro y que por eso no está cumpliendo con lo que sí es su función. Otra vez, no hablamos de una rebelde independencia, sino todo lo contrario, de una interdependencia y de ayuda mutua. Estamos hablando de que cada miembro del cuerpo cumpliendo su función, haciendo aquello para lo cual fue puesto en el cuerpo, ayuda al perfecto funcionamiento de todo el cuerpo. “Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?” (Vr 17)
Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Nadie debería trabajar solo o sentirse solo, nadie debería sentirse menos importante, nadie debería dejarse menospreciar, nadie debería hacer caso a aquellos que minimizan o ningunean sus esfuerzos, nadie debería dejarse contaminar por la negatividad de otros, nadie debería sentirse atemorizado, nadie debería preocuparse por nada que no sea cumplir su función como parte del cuerpo. Aquí es cuando todos debemos considerar nuestra función dentro del cuerpo tan valiosa, como realmente es. Aquí es cuando todos respetamos el trabajo de todos los demás miembros del cuerpo y apreciamos su contribución para el beneficio de todos. Aquí es cuando no nos dejamos convencer de que nuestra función no es importante. “Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;” (Vr 22)
Entonces, ¿Quién decide lo que es valioso y lo que no?
La respuesta es simple, aunque nosotros tenemos la tendencia a complicarla, Cristo.
"sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor." (Efesios 4:15-16)
Pero usted dirá: es muy fácil decir esto, es una salida muy fácil ante un asunto un tanto más complicado. No, en realidad es simple. Así como predicamos y motivamos a los miembros de nuestras iglesias a que sean más parecidos a Cristo, así también nosotros, los pastores y lideres de nuestras congregaciones, debemos procurar ser más como Cristo. El versículo anterior nos dice claramente que "crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo," esto significa que a medida que yo crezco en mi conocimiento y mi relación con Cristo, mi cabeza; también podré pensar más como él, juzgar más como él, ser más consciente de lo que realmente es importante, y podré desechar aquello que es solo trivial y secundario.
Otro aspecto muy importante en dejarse guiar por la cabeza del cuerpo, que es Cristo, es el hecho de que no tenemos que estar comparándonos con nadie, midiéndonos con nadie, intimidándonos de nadie. Tampoco tenemos que funcionar bajo la sombra de nadie. Nuestro deber principal es hacia nuestra cabeza, Cristo. No hablamos de perder nuestra herencia como bautistas, de ninguna manera, eso es algo que en ninguna circunstancia entraría en tela de juicio. Estamos hablando de cumplir nuestra función para la cual fuimos puestos dentro del cuerpo, siguiendo las ordenes e instrucciones de nuestra cabeza, Cristo.
En espera de los resultados
Los resultados no pueden ser de otra manera, si creemos lo que la biblia dice, y practicamos lo que la biblia dice, entonces es justo y razonable que esperemos los resultados que la biblia dice:
- Un cuerpo bien concertado,
- Unidad y ayuda mutua,
- Actividades diferentes, pero igualmente importantes,
- Crecimiento y edificación en amor.
Conclusión:
Como iglesias, pastores, siervos…, todos somos diferentes en funciones, pero todos somos partes indispensables de un mismo cuerpo. Cada una de las funciones gira en torno a un propósito, la edificación del cuerpo de Cristo. El sentir que debe reinar en cada parte del cuerpo debe ser el de preocupación de los unos por los otros y de ayuda mutua para bien de todo el cuerpo. En ninguna parte del cuerpo entra la duplicidad de funciones, cada miembro del cuerpo debe cumplir su función, a la misma vez que confía en que los otros miembros también están cumpliendo la suya. El dar y recibir ayuda es una señal de crecimiento, madurez y respeto a las funciones de otros miembros del cuerpo, y solo se puede manifestar cuando los juicios y prejuicios son desechados, pues como partes del cuerpo tenemos una sola cabeza, Cristo. No olvidemos que todos, aunque independientes, dependemos de que otros también funcionen; como un cuerpo bajo su cabeza, porque la iglesia es el cuerpo de Cristo.
Pastor Gabriel Duran
Iglesia Bautista Fe
Tacoma, Washington.
La Hermenéutica y la Interpretación de la Biblia.
La Interpretación de la Biblia.
Cuando hablamos de la interpretación bíblica, entendemos que es un asunto muy importante y merece nuestra atención. El apóstol Pablo dice a Timoteo lo siguiente:
No debemos olvidar que el mismo apóstol Pablo ya había advertido a Timoteo que la lectura, la exhortación y la enseñanza era cosas muy importantes en la vida de un ministro, de un pastor; y, sobre todo, que la palabra que había recibido era fiel y digna de ser recibida por todos. (1 Timoteo 4: 6,9,11,13,15-16) Entendemos pues que la responsabilidad que pesaba sobre los hombros de Timoteo era grande y que para cumplir bien con su ministerio, Timoteo debía poner diligencia y ser un conocedor de las escrituras y saber interpretarlas bien, a tal grado que él y todos los que lo oyeren no fueran de ninguna manera extraviados. Esa misma responsabilidad recae sobre nosotros cuando tenemos las escrituras en nuestras manos, nuestro deber como ministros del evangelio es usarla bien.
El apóstol Pedro también nos dice lo siguiente:
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada," 2 Pedro 1:19-20.
A continuación, veremos algunas enseñanzas extraídas del libro "Claves de interpretación bíblica" escrito por Tomás de la Fuente y publicado por primera vez en 1957, así como algunas anotaciones personales de quien escribe este artículo.
Lo oportunidad de tener la Biblia en nuestras manos.
Si reconocemos que el estudio de la hermenéutica es necesario para entender bien la Biblia, podemos ver también que una interpretación adecuada está al alcance de aquel que quiere esforzarse por aprender sus reglas y ser diligente en su aplicación.
Es verdad que el propósito de Dios es que toda la gente ponga atención a su mensaje, aun antes de creerlo. Como cristianos creemos que toda la gente tiene no solamente el derecho de leer y entender la Biblia para sí, sino que es su obligación delante de Dios leerla y entenderla lo mejor que puedan. Generalmente, esta obligación abarca la de leerla personalmente y estudiarla, siempre que el individuo pueda hacerlo. Es decir, que toda persona que tenga acceso a un ejemplar de la Biblia, y que sepa leer, está obligada a hacerlo.
Esta verdad no elimina la necesidad de tener maestros en la iglesia. La Biblia no fue escrita para guiar sola a la iglesia sin tener a nadie que la enseñe En primer lugar, es dudoso que ningún cristiano pueda recibir toda la instrucción necesaria sin que otros le ayuden. En segundo lugar, ninguna instrucción humana es completa ni perfecta; el único Maestro perfecto es Jesús mismo. Y, en tercer lugar, el mismo Señor escoge individuos para ser maestros de la Palabra de Dios y les ayuda a llevar a cabo su obra por medio de los dones necesarios del Espíritu. (Efesios 4:11-16).
La responsabilidad personal.
La libertad de leer y entender la Biblia lo mejor que pueda uno, no debe tomarse ligeramente; porque cada uno de nosotros responderá y dará por sí mismo delante del trono de Cristo (2 Corintios 5:10). Cada maestro debe enseñar con cuidado.
La Hermenéutica
La hermenéutica bíblica requiere la interpretación reverente, dada en el temor de Dios y guiada por el Espíritu Santo; porque él es nuestro Maestro divinamente nombrado para serlo (Juan 14:26). Como creyentes cristianos dedicados al fiel manejo de la Palabra de Dios, nos vemos obligados a aprender las reglas de interpretación para desempeñar el ministerio al cual Dios nos ha llamado, lo mejor que sepamos. Al hacerlo, gozamos de la iluminación y de la ayuda del Espíritu de Dios. No debe de haber duda sobre este punto, porque realmente tenemos su presencia en virtud del don del Espíritu desde cuando fuimos salvos (Efesios 1:13).
Aun cuando el lector no sea un gigante intelectual, esto tiene poco que ver con su capacidad de sacar algunas conclusiones correctas por medio de su lectura de la Biblia. Hasta el lector más humilde normalmente goza de la iluminación del Espíritu mientras lee. Algún texto que no había entendido antes de repente está iluminado. O algún otro pasaje, poco comprendido, puede brillar con nuevo significado por medio de la ayuda del Espíritu que vive en él.
No todo texto demandará alguna interpretación especial, ya que la mayoría de ellos serán claros para la gente. Sin embargo, otros textos serán difíciles para la gran mayoría, y todavía otros seguirán como misterios aun para los intérpretes más peritos.
Las reglas de la hermenéutica pueden compararse con una caja de herramientas. Cuando el maestro carpintero comienza a construir una casa o un mueble, o a hacer alguna reparación, primero considera los problemas que el proyecto presenta. Luego escoge las herramientas que cree que le han de ayudar más. Esto es exactamente lo que hace el intérprete. Considera el problema o problemas presentados por el texto y luego escoge las reglas que le parecen ser más indicadas para resolverlos; algo así como el carpintero que usa el formón, el cepillo y la lija, así como el martillo y el serrucho.
Dos divisiones de la hermenéutica.
Esta materia comúnmente se divide en dos partes: la hermenéutica general y la especial. La hermenéutica generalincluye todas las reglas que pueden aplicarse a la Biblia, pero especialmente como literatura. La mayor parte de estos principios pueden ser aplicados también a la literatura en general. La hermenéutica especial incluye todas las reglas y consideraciones necesarias para interpretar ciertas categorías especiales de la literatura, que pueden contener el lenguaje figurado, la poesía o la profecía, y una variedad de problemas especiales.
La hermenéutica general implica
· Tener El Espíritu Correcto:
El espíritu correcto sigue a la presencia personal del Espíritu de Dios en el que piensa interpretar su Palabra. Sin el Espíritu Santo, el individuo no debe considerarse cristiano, según la enseñanza de Pablo en Romanos 8:9. Los que quieren enseñar a otros sin tener al Espíritu de Dios, serán "ciegos guías de los ciegos". Fue para que los seguidores de Cristo pudieran entender las cosas de Dios que él les dio su Espíritu (1 Corintios 2:12). La lista de los textos bíblicos que apoyan estas verdades es larga; pero véanse especialmente los siguientes: Juan 14:17, 26; 20:22; Hechos 2:38; 1 Juan 2:20, 27.
Como fruto de este primer don del Espíritu de Dios, el intérprete debe manifestar un espíritu de humildad y una mente lista para recibir las enseñanzas del Señor. Ya que lee la Palabra de Dios, el lector debe respetar a su Autor, y escuchar su voz como criatura delante de su Creador, como siervo ante su Amo o como vasallo en la presencia de su Rey.
También le es requerida la reverencia ante la revelación divina. Muchas veces querríamos sujetar algunas enseñanzas a nuestro propio juicio, o buscar la manera de desvanecerlas, pretendiendo tener una comprensión intelectual del mundo. Pero ese intelectualismo muchas veces no es más que la incredulidad disfrazada como algo respetable.
Junto con el espíritu de simpatía, humildad y reverencia, y una mente apta para aprender, el estudiante debe esforzarse por mantener el espíritu de obediencia a Dios cuando lee. Sin él, el intérprete no podrá comunicar justamente el mensaje de Dios a sus oyentes. Quizá la verdad no llegue a los oídos de ellos con la fuerza de la convicción; o acaso cambie el mensaje de acuerdo con su propia desobediencia.
En Romanos 15:4 leemos que "las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza".
En este texto se hace referencia a la aplicación personal de la enseñanza bíblica a nuestra vida. Debemos permitir que su mensaje penetre en el corazón y la mente para que nos conformemos con su propósito.
· Usar El Método Correcto
El método correcto se llama el gramático‐histórico. Siempre requiere que el individuo interprete de acuerdo con las características del idioma, especialmente de aquel idioma en que la Biblia fue escrita, así como aquél a que fue traducida. Considera que la Biblia fue escrita como historia fidedigna; es decir, que su historia no es alegórica ni compuesta de fábulas, leyendas, mitos, tradiciones, engaños, etcétera, sino solamente donde las mismas Escrituras indiquen que algún pasaje debe entenderse en alguno de estos sentidos no literales.
Este método es, además, el más antiguo de todos. Se puede verificar su uso antes del segundo siglo después de Cristo. Mientras que los teólogos de Alejandría usaban el método alegórico para defender las Escrituras, los de Antioquía de Siria seguían usando el método literal. Allí el obispo Teófilo insistía en seguir la práctica antigua de los judíos.
Hay otros métodos incorrectos de interpretación como:
- El método racionalista, que consiste en sujetar toda la Escritura al juicio humano para saber si son válidas o no sus declaraciones.
- El método alegórico‐místico es otra manera de interpretar la Biblia. Este considera que toda la Biblia fue escrita como una serie de alegorías. Insiste en que no es el significado natural y evidente el que da a la Biblia su importancia, sino el sentido "místico". Para ellos, "místico" significa oculto o espiritual.
- Un tercer método equivocado es el dogmático. Su nombre se deriva de la palabra griega dogma, que significa enseñanza. El método dogmático interpreta de acuerdo con los dogmas de algún grupo. Sus enseñanzas son consideradas "correctas" porque proceden de aquel grupo, y no porque tengan mérito basado en algunos principios aceptados de la hermenéutica.
· Leer Siempre con Cuidado
Cuando decimos que se debe leer siempre con cuidado, esto incluye la necesidad de entender y poner atención en la gramática del texto. Hay que saber distinguir entre las varias partes de la lengua: nombres, verbos, adjetivos, adverbios, pronombres, conjunciones, frases, cláusulas, admiraciones y signos de puntuación. Valdría la pena volver a estudiar los elementos de la gramática.
Gramática, es el conjunto de reglas que rigen la escritura ( y por ende la lectura) de un idioma. La gramática se divide en cuatro disciplinas:
Morfología- la forma de las letras y las palabras. Por ejemplo: la "o" es diferente que la "p" o la "d".
Ortografía- la manera correcta de escribir las palabras. Por ejemplo: la palabra "hacer" lleva "h"
Prosodia- la forma correcta de pronunciar cada palabra.
Sintaxis- el orden correcto de escribir las palabras en una oración. Por ejemplo: "el caballo blanco comió mucho" no se entendería igual si el orden fuera "el mucho comió blanco caballo" a pesar de tener las mismas palabras.
· Entender el Significado de Palabras Individuales
Muchas veces un simple diccionario de la lengua española nos ayudará a entender el significado de algunas palabras que, por su falta de uso en el lenguaje cotidiano, nos resultan difíciles de entender como la palabra "Truhanerías" ( Efesios 5:4) que, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, son las acciones de una persona, sinvergüenza, que vive de engaños y estafas ( un truhan) .
Algunas palabras tienen algún uso especial en la Biblia. Su significado debe ser averiguado por el estudio de los varios lugares donde se encuentran. La ayuda más efectiva para esto será una concordancia. Una misma palabra tendrá varios significados, según el escritor la usó en un determinado texto. No siempre será claro en cuál sentido la usó el escritor.
La palabra "ley" en la Biblia se usa de muchas maneras. Entre sus diferentes significados se encuentran éstos: (1) los cinco libros de Moisés, (2) todas las Escrituras del Antiguo Testamento, (3) los Diez Mandamientos, (4) la ley civil de cualquiera nación, (5) el poder innato del pecado, (6) el evangelio de Cristo, (7) el principio de ley en comparación con la gracia, y quizá otros.
De la misma manera las palabras carne, mundo, espíritu, muerte, justicia, dormir, etc., no siempre tienen el mismo significado.
El intérprete debe acostumbrarse a investigar siempre el sentido de las palabras en los textos que interpreta. Con frecuencia la clave de su interpretación se encontrará precisamente en este estudio.
· Considerar El Contexto
Siempre es necesario tomar nota de las palabras que preceden y siguen al texto. Estas palabras se llaman el contexto, porque se encuentran en conexión estrecha con el texto. El contexto puede ser inmediato o remoto, y de alguna manera afecta su interpretación.
Hay ocasiones cuando el predicador encuentra palabras que parecen, superficialmente, proporcionarle un texto excelente como base para su sermón. Y a pesar de su significado verdadero, sentirá la fuerte tentación de usarlo en un sentido tergiversado.
Uno de los errores comunes de las sectas es, precisamente, tomar textos y aislarlos de su contexto para así poder afirmar "con la biblia" que sus creencias y doctrinas están correctas.
El predicador que no toma en cuenta el contexto pronto estará creyendo, enseñando o predicando cosas que la palabra de Dios nunca ha dicho o juzgando y condenando a otros por sus acciones o creencias.
En general, los libros de la Biblia son historia, ley, poesía, tratados, cartas o profecías, y todos ellos tienen un hilo de pensamiento, o un argumento, que demuestra su unidad interna. Esto es lo que proporciona el contexto de sus varias partes. Siempre se debe tomar en cuenta este contexto al interpretar cualquier pasaje dudoso.
Por ejemplo: hay quienes afirman que Cristo hizo pecado porque la biblia dice en 2 Corintios 5:21 lo siguiente:
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."
La solución no está en argumentar que la biblia dice que "por nosotros lo hizo pecado" y no que "por nosotros hizo pecado" no, esa no es la solución.
La solución está en el contexto: el contexto habla de la obra de Dios el Padre por medio de Jesucristo, empezamos leyendo desde el versículo 17, que es parte del contexto:
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
El contexto aclara lo que no nos es posible entender con la simple lectura del versículo 21
- Que Dios el Padre hace al creyente una nueva criatura en Cristo (vr17)
- Que esta obra solo la puede hacer el Padre (vr18)
- Que Dios el Padre nos reconcilió consigo mismo por Cristo (vr18)
- Que Dios el Padre nos Dios el ministerio de la reconciliación ((vr19)
- Vuelve a aclarar que el mismo Dios Padre es quien reconcilió consigo al mundo por medio de Cristo (Vr19)
- Que por medio de la reconciliación que el Padre mismo hizo por medio de Cristo, ya no les son tomados en cuenta los pecados a aquellos que son nuevas criaturas. (vr19)
- Dice que el Padre nos encargó la palabra de la reconciliación, el evangelio. Ahora no habla del ministerio (aunque está implícito) sino de un mensaje (vr19)
- Que ahora somos embajadores en nombre de Cristo (vr20) Con la misma potestad que Jesucristo nos mandó (Mateo 28:18-20)
- Que es como si Dios el Padre rogara por medio de nosotros en nombre de Cristo que el hombre pecador se reconcilie con Dios el Padre. (Vr20), así como en su momento rogó por medio de Cristo en su ministerio terrenal (Mateo 4:17; Lucas 13:34: Juan 3:17)
- Que el mismo Dios Padre, (como le venimos viendo en todo el contexto) fue quien, "Al que no conoció pecado" a Cristo, "por nosotros lo hizo pecado" es decir que el Padre mismo cargó en Cristo todos los pecados de nosotros (Isaías 53:5 "… el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.) Por esto mismo encontramos a Cristo clamando en la cruz "…Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46). No dice que Dios hizo pecado a Cristo, el contexto entero de toda la biblia nos lo demuestra.
Concluimos, pues, después de analizar el contexto que de ninguna manera la biblia afirma que Cristo es pecado o que hizo pecado, sino más bien, que Dios el Padre cargó todo el peso de nuestros pecados en Cristo y que Cristo llevó nuestros pecados y AHORA SOMOS JUSTIFICADOS POR EL.
En un segundo articulo veremos la segunda parte de la hermenéutica general:
- Consultar los Pasajes Paralelos
- Tener presente El Mensaje de la Biblia Entera
- Conocer El Propósito, el Plan y las Limitaciones de Cada Escritura
- Estudiar Las Circunstancias Históricas
- Entender La Clave de los Dos Testamentos
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